Fotos Miguel Morales |
¿Qué es la agricultura natural? ¡Pocos lo saben! Preguntad si no. Veréis que la mayoría, por elemental asociación de ideas, os dice que la agricultura natural es la que prescinde de productos químicos. Pero eso es más bien la agricultura ecológica. Es cierto que la agricultura natural coincide con la ecológica en ese punto. Y es un punto clave: toda agricultura natural es también ecológica. No así, necesariamente, en sentido contrario. La agricultura natural, tal y como fue formulada, se distingue de la ecológica en algunos aspectos.
El concepto de agricultura natural se lo debemos a Masanobu Fukuoka (1913-2008), agricultor, biólogo y filósofo japonés. Fukuoka propuso un método de cultivo de la tierra que respetase al máximo la naturaleza de ésta y a la vez eliminase el exceso de trabajo que conlleva la agricultura convencional. Los principales puntos del sistema de Fukuoka son:
- No arar ni roturar la tierra, para mantener los micronutrientes y la humedad del suelo en condiciones óptimas.
- No usar abonos ni fertilizantes, y en su lugar dejar que los factores botánicos, animales y minerales del suelo, interactúen entre sí; de este modo la fertilidad del terreno se regenera.
- No eliminar malas hierbas ni usar herbicidas: de nuevo Fukuoka recurre a la interacción entre plantas para enriquecer y controlar la biodiversidad del suelo.
- No usar insecticidas; en vez de eso favorecer la presencia en los cultivos de insectos beneficiosos.
- Respetar el crecimiento natural de las plantas sin podarlas.
- Para sembrar, introducir las semillas dentro de pequeñas bolas de arcilla y esparcirlas por el campo; estas bolas se disolverán con las primeras lluvias liberando las semillas. Dentro de las bolas también pueden alojarse semillas de otras plantas que nos interese asociar con el cultivo principal, así como una parte de abono natural y algún elemento disuasorio para que los animales no se coman las semillas, como pimienta de cayena.
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No es tan fácil como parece. El agricultor natural necesita conocer el terreno que trabaja, sus características y las de las plantas que allí crecen, las interacciones entre ellas y su relación con el suelo. Tiene que saber qué plantas va a combinar en un determinado espacio para optimizar el rendimiento. En ese sentido los presupuestos de la agricultura natural son opuestos a los de las técnicas convencionales. La agricultura natural se basa en el principio de mínima intervención. Se establece una colaboración con la naturaleza en vez de una lucha a brazo partido para intentar domesticarla. La agricultura natural no agota la tierra, sino que la regenera; y al enriquecer el suelo, favorece las lluvias y contribuye a la disminución del efecto invernadero.
Algo muy interesante: el agricultor natural no se entrega a un trabajo físico penoso e innecesario, dependiendo de maquinaria pesada, abonos químicos y productos fitosanitarios de laboratorio. En cambio, en la tarea del agricultor natural tiene mucha importancia la observación
prolongada y atenta de los procesos y ritmos de la tierra. Se trata de entender las características del medio y trabajar a favor de sus peculiaridades (nunca en contra), considerando los animales y las plantas como elementos de un todo que se encuentra en permanente interacción.
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Cuando voy a recoger plantas silvestres no puedo dejar de sentirme como un agricultor natural que recolecta sus productos en la finca de la Naturaleza. Yendo más allá de Fukuoka, he intervenido tan poco que ha sido la propia Naturaleza la que ha cultivado por mí. Ni siquiera he llevado la semilla al lugar donde quiero que nazca la planta. Como recolector, mi confianza en la Naturaleza es ilimitada, por eso he preferido que ella tomase la iniciativa. Cada planta silvestre está llamada a cumplir una función en el ecosistema, y está donde debe estar. El que yo la recoja también forma parte de los propósitos del ecosistema siempre que yo me muestre respetuoso en lo que hago. Nada de destrozos. Nada de esquilmar la zona. Nada de acaparar lo que no voy a consumir. Quiero que esta parcela donde la Naturaleza ha cultivado para mí una colonia de dientes de león me siga abasteciendo de esa planta en el futuro. Creo que así piensan los agricultores naturales que recolectan sus productos en la finca de la Naturaleza. O así lo espero.
Lo que no sé es cómo se combatirían las plagas.
ResponderEliminarLa combinación de las distintas plantas que crecen juntas -bien escogidas- va a suponer una defensa contra las plagas muy eficaz, al contrario de lo que ocurre en los monocultivos convencionales. Potenciar la presencia de insectos beneficiosos es otro recurso de gran interés. Y diversas elaboraciones, como la decocción de ortigas, actúan como insecticidas potentes. Piensa también que las plantas de la agricultura natural son mucho más resistentes que las que proceden de técnicas convencionales.
ResponderEliminarHablas de la decocción de ortigas. ¿Y no será eso intervenir demasiado en los ciclos de la tierra? Gracias.
ResponderEliminarCreo que las decocciones de plantas y elaboraciones similares son perfectamente compatibles con los principios de la agricultura natural. De cualquier modo, yo soy partidario de usarlas.
ResponderEliminarMe parece interesantísimo e insólito.
ResponderEliminarGran idea!!!: Es nuestro futuro inmediato y necesario.
ResponderEliminar¿Es viable y factible en grandes extensiones?
Si lo ha propuesto Fukuoka en 1913, por qué no se ha difundido y experimentado a gran nivel?
Buen blog, buenos articulos.
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