Fotografía Miguel Morales |
Un día,
cuando todo esto acabe, esta época será recordada como la Era de la Vergüenza. Porque
esto acabará un día, aunque tal día ni siquiera se vislumbra hoy. Ese día,
lejano, habrán desaparecido muchos de los problemas de este presente convulso,
y entre ellos, y muy especialmente, la atroz diferencia entre ricos y pobres.
No se crean que en este
comienzo de 2014 estamos en ningún camino de ninguna recuperación. Ya sé que
los sumos sacerdotes del Sistema lo pregonan constantemente. Es mentira. Una
manipulación -otra- convenientemente insertada en el curso de los
acontecimientos. No hay a la vista ninguna recuperación que pueda mejorar las
penosas condiciones del pueblo, que de eso hablamos, porque el repuntar de los
beneficios de los bancos no es ninguna noticia y ninguna sorpresa.
Un día futuro, más allá del
horizonte más apartado, miraremos hacia atrás y no podremos entender el papel
mezquino que han desempeñado nuestros gobiernos durante esto que han llamado
crisis. Y nos preguntaremos, atónitos, cómo han sido capaces de llevar a la
pobreza, consciente y deliberadamente, a millones de ciudadanos. Cómo, aun en
medio de la depauperación creciente, seguían legislando a favor de la prioridad
absoluta del pago de una deuda fantasma sobre las necesidades básicas del
pueblo. Veremos con horror, desde la atalaya del futuro, esas leyes dirigidas a
crear miseria entre los más desfavorecidos, despreciando sus necesidades y su
suerte.
Contemplaremos, en fin, cómo todo ese contingente de miserables ha servido
de tributo para que los verdaderos amos -esa coalición de buitres llamada con
eufemismo “poderes financieros”- saciaran su voracidad. “Hemos hecho bien los
deberes” -balbucirá desde el pasado la voz vergonzante de nuestros gobiernos
arrodillados. Instalados en el futuro, sabremos además que la excusa de la
crisis ya no confunde a nuestras inteligencias, porque ninguna crisis habría
justificado tales rapiñas.
Fotos Miguel Morales |
En ese futuro ideal, de momento
futuro soñado, nos sorprenderá saber que todo esto ha ocurrido bien entrado el
siglo XXI, no en los albores del capitalismo previo a los derechos laborales.
Esta vuelta a la esclavitud y este retroceso en conquistas primordiales de la
humanidad, habrá sido aplicado sin compasión y mantenido con la ayuda inclemente
de la represión policial y jurídica. Y mientras, la elite que se ha hecho con
el poder económico habrá multiplicado de manera fabulosa sus riquezas. Por esa
razón, esta época desgraciada será conocida como la Era de la Vergüenza.
Pero la victoria implacable de
los explotadores no hubiera sido posible sin la conquista de la mente de las
personas. Personas resignadas que veían ese castigo como una consecuencia de
sus pecados económicos o, en el mejor de los casos, como un fenómeno natural. Y
por ello habrán sido cómplices de sus verdugos dejándolos hacer, comprendiendo
lo “inevitable” de las medidas que desmontaron a piezas el Estado del Bienestar
-sin que nunca el bienestar hubiese sido para tanto-, y que destruyeron en tiempo récord la clase media.
Medidas que no cesaron hasta que la salud, la educación y las pensiones pasaron
a manos privadas, ante la pasividad del pueblo sumiso que así lo cedía todo.
Completamente de acuerdo. Gobiernos de rodillas. ¿Y los sindicatos mayoritarios? Lo mismo. Dan pena.
ResponderEliminarCC.OO y UGT, esos sí que deberían avergonzarse. Sus dirigentes están vendidos, lo tengo claro, pero por qué las bases no se rebelan??? Sindicatos como esos es como si no existieran.
ResponderEliminarAmen, en un estado "laico".
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